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Técnicas de memorización para estudiar oposiciones: métodos eficaces para recordar el temario

Tiempo de lectura: 6 minutos

Preparar una oposición es, para muchas personas, uno de los retos académicos y personales más exigentes de su vida. No se trata solo de estudiar un temario extenso, sino de enfrentarse a meses —e incluso años— de dedicación, organización y constancia. Entre las dificultades más comunes que mencionan los opositores está la de recordar y retener grandes volúmenes de información durante largos periodos de tiempo, algo que puede generar frustración y sensación de estancamiento. En este post te explicamos cuáles son las principales técnicas de memorización para estudiar oposiciones.

Es habitual que, a pesar de dedicar horas a la lectura y el subrayado, llegado el momento del examen, los detalles importantes se difuminen o se mezclen. Esto no significa que la persona no sea capaz de aprender, sino que quizá no está aplicando métodos de memorización adecuados para este tipo de preparación.

Afortunadamente, existen técnicas de memorización para estudiar oposiciones que permiten transformar el estudio en un proceso más eficiente, activo y motivador. No se trata de trucos mágicos, sino de estrategias respaldadas por la experiencia y la ciencia que ayudan a retener mejor la información y a acceder a ella con mayor rapidez el día del examen.

En este artículo vamos a explorar qué papel juega la memoria en las oposiciones, cuáles son las técnicas más eficaces, y cómo integrarlas en tu rutina de estudio para mejorar tu rendimiento y afrontar el examen con mayor seguridad.

Tabla de contenidos

Por qué las técnicas de memorización son la clave en las oposiciones

En la preparación de unas oposiciones, la memoria se convierte en una herramienta tan importante como la comprensión. El temario suele ser extenso, con gran cantidad de datos, fechas, leyes, procesos o definiciones que es necesario retener de forma precisa. Esto es especialmente relevante en áreas como Derecho, Educación, Sanidad o Hacienda, donde cada matiz puede marcar la diferencia entre una respuesta correcta y un error.

Ahora bien, memorizar no significa repetir mecánicamente hasta el agotamiento. La memorización pasiva —leer y releer sin aplicar estrategias— suele dar una falsa sensación de seguridad. Es posible que, en el momento del estudio, la información parezca clara, pero al enfrentarse al examen, el recuerdo falle.

Por el contrario, la memorización activa implica un proceso más profundo: comprender, relacionar y recuperar la información de forma consciente. La ciencia ha demostrado que la memoria a largo plazo se fortalece cuando se combina la comprensión con la repetición espaciada y la práctica de recuperación. En el contexto de una oposición, esto significa estudiar de forma estratégica, revisando los contenidos en intervalos planificados y poniendo a prueba los conocimientos mediante test, resúmenes o explicaciones en voz alta.

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Principales técnicas de memorización para estudiar oposiciones

No todas las técnicas de estudio funcionan igual para todas las personas, pero en la preparación de oposiciones hay estrategias que, aplicadas correctamente, ofrecen resultados consistentes. A continuación, veremos algunas de las técnicas de memorización para oposiciones más efectivas.

1. Reglas mnemotécnicas

Las reglas mnemotécnicas son recursos que ayudan a asociar datos difíciles de recordar con palabras, frases o imágenes más familiares. Se utilizan, por ejemplo, para memorizar listas, clasificaciones o secuencias.

  • Acrónimos: formar una palabra con las iniciales de los términos que hay que recordar. Por ejemplo, para memorizar una lista de principios, usar una palabra inventada que contenga todas las iniciales.

  • Frases clave: crear una oración en la que cada palabra comience con la letra del concepto a recordar.

  • Asociaciones visuales: vincular la información con una imagen mental llamativa o exagerada para fijarla mejor.

En oposiciones de Derecho, por ejemplo, se pueden crear acrónimos para recordar los apartados de un artículo de ley, o inventar una imagen mental para relacionar un número de artículo con su contenido.

2. Mapas mentales y mapas conceptuales

Aunque suelen confundirse, los mapas mentales y los conceptuales tienen diferencias:

  • El mapa mental parte de una idea central y se ramifica hacia conceptos relacionados, favoreciendo la creatividad y la visión global.

  • El mapa conceptual organiza la información jerárquicamente, mostrando las relaciones lógicas entre ideas.

Ambos ayudan a estructurar el temario, comprenderlo y recordarlo. Por ejemplo, para un tema de Educación, se puede elaborar un mapa conceptual con los tipos de evaluación, sus características y ejemplos, lo que facilita el repaso y la conexión entre conceptos.

3. Técnica de repetición espaciada

Este método se basa en repasar la información en intervalos crecientes de tiempo para transferirla a la memoria a largo plazo. En lugar de releer todo el temario cada día, se planifican repasos estratégicos: el mismo día, al día siguiente, a la semana, al mes…
 Existen herramientas digitales como Anki o Quizlet que facilitan este proceso, pero también se puede aplicar con tarjetas físicas o un calendario de repaso manual. Por ejemplo, un opositor puede repasar el tema 1 el lunes, volver a revisarlo el jueves, después una semana más tarde, y así sucesivamente.

4. Método de loci o palacio de la memoria

Esta técnica, utilizada desde la antigüedad, consiste en asociar la información a lugares concretos de un recorrido mental. El opositor “coloca” cada dato en una habitación, pasillo o punto de un espacio que conoce bien (su casa, un camino habitual), y luego recorre mentalmente ese espacio para recordar la información.
En unas oposiciones sanitarias, por ejemplo, se podría imaginar que cada estancia de una casa contiene una fase de un protocolo médico, recordando así el orden exacto.

5. Autoevaluación y testing activo

Ponerse a prueba es una de las estrategias más eficaces para consolidar la memoria. No basta con leer o subrayar: es necesario comprobar si se puede recuperar la información sin ayuda. Esto se consigue mediante:

  • Realización de test periódicos.
  • Simulación de exámenes.
  • Explicación del contenido a otra persona.

En la práctica, un opositor puede dedicar la última parte de cada sesión de estudio a responder preguntas sin mirar el temario, detectando así qué partes debe reforzar.

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Cómo integrar estas técnicas de memorización para oposiciones en tu rutina de estudio

Conocer las técnicas de memorización es solo el primer paso; lo realmente importante es aprender a integrarlas en tu día a día de forma que se conviertan en un hábito. La clave está en planificar y adaptar el método a tu forma de aprender, tu tiempo disponible y las características de tu oposición.

Un buen punto de partida es organizar el tiempo en bloques. Por ejemplo:

  • Primer bloque: lectura de comprensión y elaboración de resúmenes, mapas conceptuales o reglas mnemotécnicas.

  • Segundo bloque: aplicación de la repetición espaciada y repasos planificados.

  • Tercer bloque: autoevaluación mediante test o ejercicios prácticos.

Si tu temario es muy amplio, puedes aplicar una rotación de contenidos: cada día trabajas un tema nuevo, repasas uno estudiado la semana anterior y otro más antiguo. Así, la información se consolida poco a poco en la memoria a largo plazo.

También es recomendable combinar técnicas según el tipo de contenido. Las reglas mnemotécnicas son útiles para listas o clasificaciones, mientras que el método de loci puede ayudarte a memorizar procedimientos o secuencias. La repetición espaciada es aplicable a cualquier tipo de información, y la autoevaluación debe estar presente de forma constante.

Otro aspecto fundamental es mantener la constancia. La memorización requiere regularidad: es preferible estudiar una o dos horas diarias con repaso planificado que acumular muchas horas en una sola jornada.

Errores comunes al memorizar para oposiciones

Uno de los motivos por los que muchos opositores no obtienen los resultados que esperan es que, sin darse cuenta, cometen errores que afectan directamente a la retención de la información. Estos son algunos de los más frecuentes:

Estudiar solo leyendo

La lectura pasiva da una falsa sensación de aprendizaje. El cerebro reconoce las palabras mientras se leen, pero eso no significa que pueda recordarlas más adelante. Para que la información se consolide, es imprescindible transformarla en algo activo: resúmenes, esquemas, mapas mentales o autoevaluaciones.

No repasar a tiempo

Dejar pasar demasiado tiempo entre la primera vez que se estudia un tema, y su repaso, provoca que gran parte de la información se pierda. La repetición espaciada es clave para mantener los datos en la memoria a largo plazo.

Sobrecargar la memoria sin comprender

Memorizar sin entender es mucho más difícil y menos duradero. La comprensión actúa como un ancla que facilita el recuerdo. Antes de aplicar técnicas de memorización, es fundamental asegurarse de que el contenido está claro.

Descuidar el descanso y la alimentación

La memoria y la concentración dependen en gran medida de un buen estado físico y mental. La falta de sueño, una dieta desequilibrada o la ausencia de pausas pueden reducir significativamente la capacidad de retener información.

No adaptar el método al propio estilo de aprendizaje

No todas las técnicas funcionan igual para todas las personas. Probar diferentes métodos y combinarlos según el tipo de contenido y las preferencias personales aumenta la eficacia del estudio.

La memorización es una de las habilidades más determinantes en la preparación de unas oposiciones, pero no es un talento reservado a unos pocos: se entrena, se mejora y se adapta a cada persona. Aplicar técnicas de memorización para estudiar oposiciones no solo permite retener mejor la información, sino también recuperarla con mayor rapidez y seguridad el día del examen.

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